“Estuvimos presos por esta pandemia, que tanto nos denigró. Pero nos ha enseñado a disfrutar lo más preciado que tenemos, que es la libertad. Para mí tener la posibilidad de hacer teatro de nuevo es un regalo de Dios”. Lo afirma Martín Bossi, contento de volver a posar para las fotos y de ser entrevistado en la redacción de LA GACETA, como antes.
Hoy a las 22 y mañana a las 21 Bossi se reencontrará con el público en el teatro Mercedes Sosa (San Martín 479) con su “Comedy Tour”.
- ¿Te ha cambiado en algo la pandemia?
- Me volví mucho más verdadero, más adulto. El espectáculo que traigo es, por eso, el más humilde y al mismo tiempo el más ambicioso en mi hacer. Reafirmé que el mundo es muy perverso. Siempre lo supe, y también que no éramos libres, pero me lo hicieron recordar ahora.
- ¿Te referís a la perversión por las redes sociales?
- A todo. Estamos con las mujeres, nuestras maestras de la deconstrucción, luchando por un montón de derechos a los que adhiero, y por otro lado en EEUU el tipo más premiado en los Grammy latinos es Bud Bunny. Sólo con escuchar las letras te das cuenta de lo perverso y psiquiátrico que es el mundo. Por un lado estamos peleando afuera por la belleza hegemónica, y cuando nos toca mostrar seguimos igual en líneas generales; y no hablo de géneros sino del tatuaje, la comidita y todo lo superficial; entonces no ha cambiado nada.
- ¿Cuál dirías que es tu aporte?
- La parte positiva de todo esto es que tengo la posibilidad de abrirle los ojos a la gente y de darle momentos de humor, de amor y también de reflexión; uno se va transformando en una especie de pastor. A mí me entusiasman mucho más los aplausos de contenido (que es extraño en el teatro argentino). Para eso tiene que haber un gran autor, como es Emilio Tamer (libro y dirección de la obra). Creo que tengo la obligación de hacer este show, es totalmente necesario.
- Sos actor, cantante, bailarín y humorista. ¿Cuál fue el primero en tu vida?
- Creo que cuando amanecí en el mundo, a los seis o siete años, empecé a entender que la vida es música, y empecé a bailarla, a actuarla. Me di cuenta de que todo el tiempo estamos cumpliendo roles. Entendí que no es muy serio todo, que la vida es un juego, y lo empecé a jugar actuando.
- Por lo tanto nunca pasaste por otros oficios.
- No, porque no elegí sino que actuar me eligió. Es más, no es tanta las ganas de seguir haciéndolo como la imposibilidad de dejar de hacerlo. Lo primero que leí en la escuela de teatro (en 1998) fue: “ser o no ser, esa es la cuestión”. No entendí nunca qué quería decir. Lo repetía porque me daba nivel. Empecé no siendo, sino pareciéndome. La gente se rió de un chico que desesperadamente quería parecerse porque tenía miedo de ser él mismo, pero me aplaudían por no ser yo. Hoy volví al principio: ser.
- ¿Por qué te sigue tanto la gente?
- Porque soy uno más, absolutamente identificable para todos, y siento la responsabilidad de que me quieran tanto. Logré lo mejor: en Tucumán o en Lomas de Zamora (mi lugar) me dicen: “hola Martín”. Ese es mi mayor premio, así lo siento.
- ¿Qué hacés en el escenario en este show?
- Es muy raro porque estoy acostumbrado a hacer demasiado para lograr un objetivo y acá en realidad lo demasiado lo hago espiritualmente. Me muevo poco, pero es un espectáculo con un dinamismo tal que me para en el lugar definitivo del showman, que técnicamente debe tocar un instrumento, cantar solo y a dúo, bailar, hacer comedia, comicidad e imitaciones. Es todo el tiempo en escena y fusionando géneros.
- ¿De qué se trata?
- Es la historia de un tipo que cuenta qué le pasó este último año y medio. Aparece una chica en escena, y ya hay comedia; o cuento cómo hice sexting; cómo me pegó la paranoia. Lo más importante de este show es la identificación directa, de principio a fin.
- ¿Qué te pide el público?
- Nada. Se sienta y sabe que se va con algo lindo. Aparte, estoy sin máscara, a cara despojada. La gente me estaba esperando a mí y eso es una bendición.
- ¿Quiénes te acompañan?
- Una banda de cinco músicos que dirige Nelson Gesualdi, y Sol Bardi, actriz y cantante. Somos siete en escena y un gran equipo técnico.
De vuelta en los escenarios, a Bossi no lo para nada: su “Comedy Tour” sigue hasta fines de noviembre en gira nacional; en temporada veraniega irá los fines de semana a Mar del Plata y a Punta del Este; en febrero va a Santiago de Chile. En marzo empezará a ensayar para volver con su premiada “Kinky Boots” a la calle Corrientes.
“Sus productores me están proponiendo hacer ‘Moulin Rouge’ en Argentina”, desliza, y entrega la frutilla del postre: “después paro porque encararé un proyecto ambicioso: protagonizaré una serie para una de las plataformas más importantes del mundo. Son ocho capítulos de una dramedy romántica con ocho personajes, uno en cada capítulo”.